Isabel Lara estaba muy apegada a un rosario que había pertenecido a su difunta abuela. Lo había llevado consigo desde Venezuela, cuando se fue a estudiar a la Universidad de Nueva York (Estados Unidos), donde vivía en una residencia universitaria no muy lejos del World Trade Center. Unos días después de su llegada, tuvieron lugar los ataques terroristas del 11 de septiembre, que derribaron las torres del World Trade Center en el centro de Nueva York. ...
Los socorristas necesitaban una donación de sangre de manera urgente, por lo que Isabel Lara tomó su teléfono celular y el cargador, y se dirigió de inmediato a una unidad médica para ayudar a las víctimas. No se le permitió regresar a casa por una semana debido al caos que reinaba. Al mismo tiempo, no podía evitar pensar en el rosario de su abuela que había dejado en su apartamento. Estaba tan preocupada de perderlo que solo eso le importaba.
Cuando pudo ir a su casa, entró en el apartamento cubierto de cenizas y fue directamente a buscar su rosario: gracias a Dios, ¡todavía estaba allí!
Para Isabel Lara, este rosario le recordaba a su abuela y, en cierto modo, su infancia y el país que había dejado atrás. Hoy admite que no reza mucho, pero cuando lo hace, usa este rosario.
Adaptado de un artículo de Noël King