A pesar de su deseo de ingresar al convento, Luisa de Marillac (1591-1660), tras su encuentro con san Vicente de Paúl, dedicó toda su vida a la caridad, primero coordinando las Hermandades de la Caridad y luego fundando la Compañía de las Hijas de la Caridad.
Con san Vicente de Paúl, Luisa de Marillac otorga a las Hijas de la Caridad una espiritualidad completamente mariana. Ella misma subraya: “Todas las almas verdaderamente cristianas deben tener un gran amor a la Santísima Virgen y venerarla especialmente por su condición de Madre de Dios y por las virtudes que Dios le dio para este propósito” (Autobiografía, M 33).
Consagró la Compañía a la Santísima Virgen, en Chartres, a donde realizó una peregrinación en octubre de 1644. Escogió como festividades principales de las Hijas de la Caridad dos días marianos: el 25 de marzo, día de la Anunciación, cuando renuevan los votos anuales; y el 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción (todavía no reconocida por la Iglesia: será hasta el 8 de diciembre de 1854, después de las apariciones de la calle del Bac, precisamente en la casa de las Hijas de la Caridad y poco antes que las de Lourdes), cuando renuevan su consagración a María.
También pide a sus hijas decir la siguiente oración: Santísima Virgen, creo y declaro tu santa e inmaculada concepción.
Michèle Rivière de Précourt
Presidenta de la Federación Francesa de los Equipos Saint-Vincent de 2013 a 2016