¿Qué significa la Iglesia para nosotros en este tiempo santo de Cuaresma, al enseñarnos a ayunar de ojos, oídos y palabra? No se trata de hacer cosas "extraordinarias" (¡cuidado con el orgullo!), sino simplemente de tomar en serio nuestra vida cristiana, siempre conscientes de que de nuestras acciones en este mundo dependerá nuestro destino eterno.
El papa Benedicto XVI dijo que este tiempo de Cuaresma es "un tiempo de ayuno, penitencia y vigilancia sobre nosotros mismos, convencidos de que la lucha contra el pecado nunca termina, porque la tentación es una realidad de todos los días y la fragilidad y la ilusión son experiencia de todos". Entonces, sin esta lucha espiritual contra el diablo, el mundo y nosotros mismos, nos será difícil resucitar con Cristo en la mañana de Pascua.
Por eso la Cuaresma es también un momento particular del arrepentimiento cristiano: el reconocimiento de los propios pecados a través del sacramento de la confesión, no es para hundirse en la desesperación, sino, por el contrario, es la posibilidad de sentir la gracia y la infinita Misericordia del Señor, fuente de conversión. ¡Disfrutémosla!
Que María, la Madre del Redentor, modelo de escucha y fiel adhesión a Dios, nos acompañe en este viaje penitencial. Que ella nos ayude a llegar, purificados y renovados en nuestros corazones y mentes, a celebrar el gran misterio de la Pascua de Cristo.
Padre Silvio Moreno, IVE (Instituto del Verbo Encarnado)
Administrador de la catedral de Tunis (Túnez)