San Juan Bosco (1815-1888) fue un santo sacerdote italiano favorecido por muchas visiones sobrenaturales. En particular, tuvo la oportunidad de recibir una visión sobre la Iglesia que pasaba una gran prueba y era atacada por muchos enemigos.
Sin embargo, en la visión, se entendía que, mientras la Iglesia estuviera unida a los pilares de María Auxiliadora y al de la Eucaristía, sobreviviría. "Solo dos cosas pueden salvarnos en una hora tan grave: la devoción a María y la comunión frecuente. Hagamos nuestro mayor esfuerzo por utilizar ambas y animar a otros a practicarlas”.
He aquí una oración a María Auxiliadora atribuida a san Juan Bosco, que ilustra bien esta idea y nos coloca bajo la poderosa protección de la Virgen María contra todas las fuerzas malignas que actúan en el mundo:
Oh María, Virgen poderosa, eres la fuerte y poderosa protectora de la Iglesia; Tú eres el maravilloso auxilio de los cristianos; intimidas como un ejército en orden de batalla; Tú sola has destruido todas las herejías del mundo entero. En medio de nuestros miedos, luchas y ansiedades, defiéndenos del poder del enemigo y, a la hora de nuestra muerte, recibe nuestras almas en el paraíso. Amén.