Muchos parisinos y turistas se sorprenden al descubrir el santuario de la Medalla Milagrosa, escondido al final de un callejón, en el corazón de la ciudad de París: ¡140 calle Bac! La discreción de este lugar es a la imagen de lo que sucedió en 1830.
La hermana Catalina Labouré, entonces en formación con las Hijas de la Caridad, tuvo el inmenso privilegio de hablar con la Virgen María. La primera vez, en la noche del 18 o 19 de julio, la hermana Catalina tuvo una experiencia espiritual difícil de explicar con palabras. “Me sería imposible decir lo que experimenté. La Virgen me mostró el pie del altar y dijo: ‘Ven al pie del altar. Allí serán distribuidas las gracias a todas las personas que las pidan con confianza’”.
La segunda aparición tuvo lugar el 27 de noviembre del mismo año, durante la oración de la tarde. “De pronto, le vi unos anillos en los dedos, cubiertos de diversas piedras en esplendor y brillo (…) Una voz me dijo estas palabras: ‘Esta bola que ves representa al mundo entero, especialmente a Francia y a cada persona en particular…’. En ese momento, se formó una imagen alrededor de la Virgen María, un pequeño óvalo, donde estaban escritas estas palabras en letras doradas: ‘Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que acudimos a ti’. El cuadro gira y en el reverso Catalina distingue la letra M coronada por una cruz y debajo los corazones de Jesús y María. Y escucha: ‘Haz acuñar una medalla según este modelo. Las personas que la lleven con fe y que hagan esta breve oración con piedad, gozarán de una protección especial de la Madre de Dios. Repartiré estas gracias a las personas que me las pidan”.
Hermano Gabriel Nissim, homilía de la Misa del 5 de mayo de 2019 en la Capilla de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, 140 rue du Bac, 75007 París, Francia (en francés).