La vida de la Sagrada Familia transcurre tranquilamente en Nazaret. Es una vida a la vez ordinaria y oculta. Sin embargo, una sombra se proyecta sobre ella.
El anciano Simeón, que recibió al Niño Jesús durante la Presentación en el Templo, anunció las pruebas por venir. Le dijo a María su madre: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción y a ti misma una espada te atravesará el corazón". Desde la cuna, ya se vislumbra la cruz.
A lo largo de su vida, el amor de María ha sido probado: la pobreza del pesebre, la huida a Egipto, la pérdida del niño Jesús en Jerusalén, la burla de sus familiares, la conspiración de los sumos sacerdotes, el abandono de los discípulos, la muerte en la cruz de su amado Hijo.
En todas las circunstancias, ella permanece firme en la fe y en la esperanza, meditando en su corazón los alegres y dolorosos misterios de la historia de la salvación. Debido a su humildad, obediencia y fidelidad, María se ha convertido para aquellos que acuden a ella, en refugio y camino.
A Lucía de Fátima, preocupada por las dificultades de su futura misión, la Virgen del Rosario le dice: “Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te llevará a Dios”.
Padre Jean : Abadía de Sainte-Marie de Lagrasse