Según la tradición, fue desde el siglo IV que la Virgen misma inspiró la construcción de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma: se apareció en un sueño al patricio Juan y al papa Liberio (†366), y pidió que se construyera una iglesia en su honor, en un lugar que ella indicó milagrosamente.
La mañana del 5 de agosto, en pleno verano, la colina del Esquilino en Roma apareció cubierta de nieve. El Papa dibujó el perímetro de la nueva iglesia y Juan se encargó de financiarla. El papa Sixto III celebró su consagración en 435, justo después del Concilio de Éfeso (431), que reconoció a la Virgen como Theotokos, "Madre de Dios".
La Basílica de Santa María la Mayor, que es la primera de las basílicas marianas de Occidente y la más importante de las iglesias en Roma dedicada a la Madre de Dios, es también la única de las cuatro basílicas patriarcales de Roma que ha conservado las estructuras cristianas primitivas. Todos los años, el 5 de agosto, se veneran el icono milagroso "Salus Populi Romani" y las reliquias de la escena del nacimiento. El "Milagro de la nieve" es recordado con una celebración solemne, durante la cual se lanza desde el techo una lluvia de pétalos blancos sobre los asistentes.
El equipo de Marie de Nazareth