27 abril – Lituania: Nuestra Señora de Vilnius

¡No nos avergoncemos de ser vistos rezando!

En muchos países católicos, y en particular en Francia, los "Rosarios pro-vida" se organizan, por lo general, en el exterior, en el espacio público. Estas son oraciones de reparación por los abortos y la destrucción de embriones, así como por las insistentes peticiones dirigidas a la Virgen María para que ilumine a los hombres y mujeres que recurren a tales extremos. Estas oraciones también son consoladoras para estas personas, muchas de las cuales son víctimas, que sufren y se sienten abandonadas.

Como la Santísima Virgen le aseguró a la hermana Lucía de Fátima en 1917: "No hay un problema, ni el más difícil, ni temporal y especialmente espiritual, que nos afecte en nuestras vidas personales o en la de nuestras familias (...) que no pueda ser resuelto por el Rosario”.

Primero, ofrecer el Rosario a Dios tiene la intención de reparar la ofensa que se le hizo al suprimir vidas humanas inocentes. Este es el significado de un acto de reparación: agradar a Dios, por la salvación de las almas y de toda la sociedad. La elección de orar afuera y no en una iglesia se explica por el alcance público del aborto en la actualidad. Por tanto, es necesario que su reparación sea así, acompañada de un testimonio que recuerde la importancia de la vida humana. La oración en el exterior también reúne a personas de diferentes sensibilidades. Así, la Iglesia se une alrededor del Rosario y la defensa de los niños no nacidos, y esta unidad es preciosa.

La oración es un acto natural porque el hombre es un ser espiritual. No debemos sentirnos "avergonzados" de que nos vean rezando. Muchas manifestaciones públicas de la fe existen en otras partes de la Iglesia, como las procesiones con motivo de las grandes fiestas litúrgicas.

Nicolas Bauer

Aleteia

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