El domingo 22 de de julio de 2018, monseñor Henryk Hoser presidió una misa solemne en la parroquia franciscana de Medjugorje, dando así inicio a la misión que le asignó el papa Francisco en este pequeño pueblo de Bosnia y Herzegovina.
Arzobispo emérito de Varsovia-Praga en Polonia, monseñor Hoser fue nombrado el 11 de febrero de 2017 por el papa Francisco, enviado especial de la Santa Sede a la parroquia de Medjugorje, y posteriormente el 31 de mayo, en la festividad de la Visitación de la Virgen María, «visitante apostólico con carácter especial en la parroquia de Medjugorje».
El arzobispo polaco, que dirigió una primera misión en 2017 en esta pequeña aldea bosnia, es responsable de garantizar «un apoyo estable y continuo de la comunidad parroquial». «La misión tiene, por consiguiente, un carácter exclusivamente pastoral», informó la sala de prensa de la Santa Sede, y agregó que la creación de este enviado especial fue un signo de la atención del Santo Padre a los peregrinos».
El arzobispo Hoser no llegó para poner en duda la autenticidad de las apariciones marianas, lo cual es competencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sino para estar en contacto con el Obispo diocesano y los fieles en una misión «por los peregrinos, no contra nadie». Medjugorje, una aldea totalmente católica en Bosnia y Herzegovina, es un lugar de fe que ha atraído a millones de peregrinos desde junio de 1981, cuando la Virgen María se apareció por primera vez a seis niños croatas de Herzegovina.