El avemaría no debe recitarse pensando solo en la tierra y nuestra carne, que es polvo y volverá a ser polvo. Debe decirse que el alma se dirige al Cielo, más allá de la vida, más allá de la tierra, donde María, mi Madre y tu Madre, vive en cuerpo y alma después de haber vivido en la tierra, con el alma recreándose en el cielo.
El padrenuestro es la oración dirigida al Padre. El avemaría es la oración dirigida a María. La primera parte de la oración del padrenuestro es alabanza a Dios; la primera parte del avemaría es alabanza a María.
La segunda parte del padrenuestro es una petición dirigida al Padre por todas nuestras necesidades como hijos de Dios, que residen temporalmente en la tierra, pero que están destinados al Cielo. La segunda parte del avemaría es la petición dirigida a María por las necesidades de mortales e inmortales en el espíritu.
Nuestra Madre debe ser invocada como el Padre. No se debe pensar que carece de misericordia y poder, y que no puede ayudarnos en nuestras luchas, penas, necesidades y tentaciones. Tenemos que saber cómo orar, sobre todo en momentos de paz, para saber invocar su ayuda cuando vengan las dificultades.
Es muy torpe decirse a sí mismo: lo haré cuando sea el momento. ¿Sabes si podrás entonces? ¿Y si Dios te dará tiempo? Las necesidades, desgracias e incluso la muerte a menudo llegan inesperadamente, como un rayo.
Maria Valtorta : En Les Carnets, últimos escritos inéditos.