El cristiano no puede esperar nada del demonio, de ese tentador, de ese “perro rabioso y encadenado”, de ese mentiroso, reafirmó con vigor el Papa Francisco durante su homilía en la Casa Santa Martha, el 8 de mayo pasado. “No debemos acercarnos ni dialogar con el” Es un “perdedor”, pero “sigue siendo muy peligroso” y su “colazo” puede ser devastador, nos advirtió sobre los peligrosos medios que utiliza Satanás para llevar a los hombres al pecado.
Satanás promete, miente y nosotros como “¡tontos le creemos!”
La luz del diablo es deslumbrante, “como los fuegos artificiales”, continúa el Papa, pero al final termina desvaneciéndose. No es como la luz de Dios “que es tenue, pero permanente”. El Santo Padre recordó las tres herramientas de Jesús para luchar y vencer las tentaciones: velar, rezar y ayunar.
“No dialoguen nunca” con Satanás, añade el Papa firmemente, “no se le acerquen” y vayan a refugiarse en los brazos de la Madre como los niños “cuando los niños tienen miedo, corren hacia la madre: “Mamá, mamá... ¡tengo miedo!”. Acudamos a la Virgen María que “nos vela”. Ya que la Virgen María, concluye el Papa, “nos ayuda en esta lucha contra el perro encadenado para vencerlo”.
Extractos de la homilía del Papa Francisco 8 de mayo 2018