“Las últimas palabras surgidas del Corazón amante de María fueron pronunciadas en las bodas de Caná; “Como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le respondió: “Mujer, ¿qué nos va a ti y a mi? Mi hora no ha llegado todavía”.
La amante solicitud del Corazón maternal de María estalla nuevamente. En la época de Caná, ella interviene por un vino terrestre, que alegrará a los invitados y evitará sufrimientos a los esposos. En nuestros días, la Virgen María continúa intercediendo ante su Hijo y pide para nosotros el vino espiritual del Evangelio.
Si las jarras llenas de agua representan la Antigua Alianza, el vino de la boda representa la Nueva Alianza, el vino nuevo del Evangelio, vaciado en odres nuevos. María, como madre buena, pide a sus hijos que reciban el Evangelio que abran sus corazones al sentido de la Escritura, que les sea acordada “la inteligencia del Misterio de Cristo”.
Porque Dios está ausente de nuestro mundo, porque a nuestro tiempo le hace falta el vino del Evangelio y persigue a la Iglesia, porque a la Iglesia le faltan santos, la Virgen María intercede ante Jesús, y aunque su hora no haya llegado, hará milagros para responder a la petición de su Madre. Sus deseos son los suyos, tanto que sus corazones laten al unísono hasta hacer un solo Corazón;”
Padre Jean
Abadía Santa María de Lagrasse (Aude, Francia)