Este año, la fiesta de la Inmaculada Concepción coincidió con el 75 aniversario de la consagración de Haití a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Nuevamente la Iglesia le entregó el país a Dios y ha reiterado su llamado al cambio, por la lucha contra la impunidad, la pobreza y la corrupción que gangrenan las instituciones.
Los diez obispos de las diez diócesis del país se reunieron en el estadio Sylvio Cator, en ocasión de una ceremonia eucarística especial. La intención no era otra que presentar a Dios a un país muy herido.
Como en 1882, los obispo, en comunión con los sacerdotes, por intercesión de la Virgen María, imploraron la misericordia para Haití, que según la Iglesia Católica, está más enferma que en 1882, el año en que la viruela diezmaba las familias haitianas.
En un estadio lleno a reventar, los diez obispos ofrecieron a Dios las miserias, los sufrimientos del país. Le pidieron de mirar Haití con ojos misericordiosos.
Para esta ceremonia especial, los “Salve Regina” abundaron. Las oraciones fueron numerosas pidiendo a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, la patrona de Haití, tomar posesión del país. El Cardenal Chibli Langlois, obispo de Cayes, presidente de la Conferencia Episcopal de Haití, bendijo diez iconos de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro destinados a las diez diócesis del país.