El domingo 14 de octubre de 2018, la imagen de Nuestra Señora de Francia atrajo a las multitudes y, más precisamente, a muchos fieles tamiles. Estos representan dos tercios de las miles de personas que llegaron para celebrar los 30 años de la instalación de la estatua monumental de la Virgen y la consagración de una nueva capilla.
Situada al norte de París, la capilla de Baillet-en-France (Val-d'Oise) está acostumbrada a recibir una multitud fervorosa, desde que se erigió una estatua de siete metros de altura en 1988. La misa que precede a la consagración de la capilla le da un gran colorido al día de por sí soleado, gracias a los tonos o acentos indios, singaleses e incluso asirio-caldeos, las principales comunidades del lugar. "La presencia aquí de todos los continentes nos recuerda la universalidad de la fe cristiana", comenta monseñor Stanislas Lalanne, obispo de Pontoise.
Durante todo el año, miles de personas vienen a orar a este lugar. Lourdes, una joven católica tamil, llega todos los sábados desde hace cinco años a Nuestra Señora de Francia: "Ella me ha protegido mucho, también a mi familia y a todas las familias, no solo a las católicas, sino a las de todas las procedencias". Venir a la consagración de la capilla era importante para ella y para su comunidad, así como también era importante venir a orar por este pueblo en Francia de orígenes distintos.
Más de cinco mil tamiles llegan aquí el 15 de agosto. Es un verdadero mitin nacional para estos cristianos procedentes de otros lugares. "Aquí se dan milagros y curaciones", dice Lourdes, "la Virgen María es muy importante".