En este año del centenario de Nuestra Señora de Fátima revisemos el mensaje de la Virgen el 13 de julio de 1917 a los tres pastorcitos. Este mensaje pone el infierno en el centro de la consciencia católica. En efecto, ese día María les revela un terrible signo “Vimos como un mar de fuego”, “y, sumergidos en ese fuego, a los demonios y las almas con forma humana”, cuenta Lucía.
Los mensajes de Jesús (Marcos 1,15), de Juan Bautista (Mateo 3,1-2) y de Pedro (Hechos 2,38) son idénticos: “¡Conviértanse!”. Y los Papas desde Pío XII hasta Francisco han dicho que “el pecado del siglo es la pérdida de la conciencia del pecado”.
En el rechazo a convertirse y arrepentirse, en la convicción de que el pecado en realidad no existe, residen la causa de los principales desastres morales de nuestro tiempo, el aborto, la trata de personas, la pornografía y el aumento de la violencia urbana…
La visión del infierno que Nuestra Señora presentó a los niños en Fátima ofrece un contrapeso indispensable al pensamiento presuntuoso según el cual “todos entraremos al Paraíso” sin importar lo que hayamos hecho. Dios quiere perdonarnos a todos; pero hay una cosa que lo puede detener: nuestro rechazo a arrepentirnos, es decir, el rechazo de su misericordia.
Tom Hoopes