El padre Patrick Longalong, párroco de Nuestra Señora de Lourdes, en Nueva York, Queens (Estados Unidos), tiene ecos de una historia muy misteriosa: Hace dos años, un policía de Nueva York, que atravesaba dificultades personales, tomó fotografías de su familia usando su iPhone; pero cuando trató de ver las fotos, todas habían desaparecido. Todo lo que quedaba era una foto de una estatua: una Madonna con el Niño.
El policía estaba desconcertado: él nunca tomó esa foto y era incapaz de identificarla. Intentándolo, transfirió la foto a su red de amigos. Sin éxito hasta que uno de ellos, amigo del padre Longalong, le muestra la imagen misteriosa. El párroco la reconoce: es la Virgen de la Leche, el santuario mariano más antiguo de los Estados Unidos, ubicada en San Agustín, en el norte de Florida. Ahí se la recuerda durante 15 días durante los cuales - según una tradición apócrifa - la Virgen María habría alimentado al niño Jesús en una cueva, justo antes de la huida a Egipto.
La Virgen ahí es invocada especialmente por parte de las parejas que esperan un niño o para pedir la protección de los bebés. ¿Un milagro? Tal vez, pero también un signo de mucho aliento al oficial y a su familia