En una carta a un sobrino sacerdote (carta del 4 de abril de 1970) sor Lucía, vidente de Nuestra Señora de Fátima (Portugal), le daba consejos para su apostolado:
“Debemos rezar el Rosario todos los días. Es la oración que Nuestra Señora nos ha recomendado con ¡insistencia! El demonio sabe que nos salvaremos por la oración. Así que es contra ella que realiza su campaña para nuestra perdición. Rece el Rosario todos los días. No tenga miedo de exponer el Santísimo Sacramento y de recitar el Rosario en su presencia.
Es falso decir que esto no es litúrgico, ya que las oraciones del Rosario son parte de la Sagrada Liturgia; y ellas no desagradan a Dios cuando las rezamos en su presencia, cuando está expuesto para nuestra adoración. Al contrario, es la oración que Le agrada más ya que es con ella que Lo alabamos mejor (…)
¿Por qué la oración que Dios nos recomendó será rebasada? Es fácil reconocer la astucia del diablo y de sus seguidores que quieren alejar las almas de Dios, separándolos de la oración. (…) No se deje engañar.”