Rezamos el Rosario en familia todos los días desde que mi hija Cecilia tiene 9 años. En esa época yo era el editor del National Catholic Registrer, mi hija me había dicho un día “Papá, en tu periódico hablas siempre de la importancia de rezar el Rosario. Y eso ¡nunca sucede en casa!” ¡Ay!
Desde entonces lo rezamos diariamente. Fue una de las mejores decisiones que hayamos tomado. A lo largo de los años nos dimos cuenta que el rezo del Rosario en familia nos unía. Esta actividad nos permitía calmar la agitación de la casa y concentrarnos en Dios más que en nosotros mismos. Los beneficios de esta oración familiar son al mismo tiempo psicológicos y emocionales. Pero existen muchos otros.
Después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, el Papa San Juan Pablo II había pedido que se rezara el Rosario para que la paz viniera. El Papa había agregado: el Rosario debe ser rezado por las intenciones “de las familias en el mundo”.
El Rosario ha demostrado su poder en el transcurso de la historia, la batalla de Lepanto, la caída de la Unión Soviética. Es muy importante que perseveremos diariamente, por nosotros, por el mundo.