Llamamos « revelaciones privadas » a las apariciones marianas, para distinguirlas de la Biblia que es una « revelación pública ». El catecismo de la Iglesia católica dice que «su papel no es el de “mejorar” o de “completar” la Revelación definitiva de Cristo, sino el de ayudar a vivirla más plenamente en una época precisa de la historia.»
El papel de la Virgen María es central: a través de ella el Hijo de Dios se hizo hombre, fue ella quien acogió ese gran misterio de la Encarnación, y es también ella quien nos ayudará a acogerlo en su Venida gloriosa.
Cuando Jesús vuelva en la gloria, desalojará al Anticristo y dejará sobre la tierra solamente lo que sea puro: la Madre de Jesus que es también nuestra madre (Juan 19, 25-27) nos ayudará a « recapitular» la victoria sobre el mal, en otras palabras, ella nos ayudará a vivir en la pureza de su corazón inmaculado, que « triunfará»
« ¡Sí, mi regreso está cerca. Amen. Ven, Señor Jesús ! » (Ap 22, 20).
Françoise Breynaert
Dans Fatima 1917-2017, La dévotion au cœur immaculé de Marie, de 1917 à la Venue glorieuse du Christ Editions Hovines, mars 2017, p 37-38