Ante todo, lo que justifica festejar el centenario de las apariciones de Fátima es que tienen un carácter excepcional que ninguna otra aparición mariana tiene. (…) Dios marcó esas apariciones con signos únicos en la historia de las apariciones.
En primer lugar, esas apariciones fueron aprobadas por un milagro cósmico como pocos en la historia de los hombres. Por milagro cósmico entendemos un milagro que actúa sobre elementos observados a lo largo de varias decenas de kilómetros a la redonda por miles de personas al mismo tiempo.
Antes de las apariciones de Fátima, hubo tres eventos que presentaron dichas características: el diluvio, el sol que se detuvo durante la batalla de Josué contra los amorreos (Josué 10, 12-13) y las tinieblas del Viernes Santo. El milagro del sol en la historia de los hombres es el cuarto acontecimiento de esta naturaleza.
Podemos agregar que las apariciones de Fátima fueron confirmadas por otro milagro cósmico, el incendio del cielo en la noche del 25 al 26 de enero de 1938, hecho que aunque es posterior a las apariciones marianas, fue predicho por Nuestra Señora en el secreto confiado el 13 de julio de 1917 (ver carta de enlace #20).
Cap. Fátima 2017, Carta de enlace n° 49 (7 abril 2017)