La gracia que recibí, es algo que era completamente improbable. Entre más me acercaba a la gruta más sentía mi corazón inflamarse y no lograba calmar mi llanto. Le dije a la Virgen María: “Aquí está mi vida, me presento ante ti con mis sufrimientos. De tu Hijo, no soy digna, pues estoy divorciada y a los divorciados el Señor no los ve más.”
De regreso, en el tren, yo seguía llorando. Después del peregrinaje, volví a ver al sacerdote que me había acompañado. Me explicó con una amplia sonrisa “Fuiste invadida por el amor de Dios”. Por supuesto que esto perturba por que uno se cuestiona. Lo que yo viví, es la apertura de mi corazón a María y a Jesús, no creía que eso pudiera ocurrir.
Así que me confesé por primera vez y vacié mi “costal” de pecados. Con la luz de María y de Jesús uno ve lo que ha hecho y que no era correcto, esa luz me liberó de mis pecados. Deseo que todos vivan lo que yo he vivido.
Caroline (Francia) Journal des grâces de Lourdes (Diario de gracias de Lourdes) n°7 Septiembre 2016