Una aparición atípica, única en la historia

La cuarta aparición de Nuestra Señora de Fátima en Portugal, el 13 de agosto de 1917; es menos conocida que las del 13 de julio o del 13 de octubre. Sin embargo, amerita serlo ya que ella es atípica, única en la historia de las apariciones.

Su diferencia reside en el número de testigos. El 13 de julio el número había ya sido excepcional: cerca de 5,000 personas; el 13 de agosto fueron entre 18, 000 y 20,000, cifra absolutamente considerable en comparación con Lourdes, donde la afluencia alcanzó cerca de 8,000 el 4 de marzo de 1858.

Pero lo que sobresale de esta aparición es que fue una aparición sin vidente, caso absolutamente increíble en la historia de las apariciones: ese día los pequeños videntes estaban ausentes pues habían sido secuestrados por las autoridades civiles; los miles de personas presentes observaron todos los signos externos vistos durante las apariciones anteriores; el rayo que la anunciaba acompañado de dos truenos, después una pequeña nube sobre el cedro verde y la luz que ese día cambió.

Dichos signos exteriores, vistos por miles de personas sin la presencia de los videntes, es un hecho único que confiere a las apariciones de Fátima un lugar aparte.

Yves de Lassus

Fatima