En la prisión de Vanier (Quebec), donde celebró la misa en presencia del icono de la Virgen de Czestochowa, el padre West dio una homilía frente a prisioneras que habían abortado. Se refirió a la gravedad del hecho, como también a la misericordia de Dios. De esta forma, alguien les habló al corazón con verdad y amor, tocando un punto que necesitaba desesperadamente ser alcanzado por la misericordia de Dios.
Después de la misa, todas fueron invitadas a rezar el primer misterio gozoso y a quedarse un momento para venerar al icono. Esa noche, dos de las mujeres que habían llegado a la misa pidieron ver a un sacerdote para confesarse. Una de ellas dijo que no había recibido el sacramento de la reconciliación desde hacía muchos años, y que la invitación a la misa le había dado esperanza.
Al día siguiente, el capellán de la prisión me dijo que varios miembros del personal se habían quedado mucho tiempo frente al icono, movidos por el hecho de que la Virgen haya manifestado su amor de tal manera. Uno de los oficiales que nos habían escoltado, me dio las gracias por lo sucedido el día anterior (¡Gloria a Dios!),
por todo lo que había ocurrido ese día al interior de los muros de la prisión.
Mary Wagner, diciembre 2014.