La Sagrada Familia no era una familia sin problemas. María y José han compartido la condición de un hijo desconcertante, siguiéndole paso a paso en la revelación de su misterio. Por toda esa disponibilidad, ellos merecen nuestra admiración.
No es fácil tener que cuidar al Hijo de Dios, huir a Egipto, regresar a su tierra natal y vivir en Nazaret, un pueblo judío suburbano, ver crecer a Jesús en sabiduría y en gracia mientras lleva una vida normal y sin eventos especiales hasta la edad de 30 años.
En Nazaret, José, María y Jesús vivieron heroicamente su vida diaria para que lo heroico se hiciera cotidiano y que nosotros pudiéramos también imitarles en nuestra vida diaria. José se invirtió totalmente en la obra de la redención del Hijo de María: le dio a Dios toda su ternura y su corazón, sacrificando su amor.
Ya sea que seamos padres por matrimonio o que lo seamos espiritualmente, el ejemplo de la Sagrada Familia nos pide estar dispuestos al sacrificio que hará verdadera la vida.
Mgr Francesco Follo
Paris, 26 décembre 2014 (Zenit.org)