Une Minute avec Marie
Faire connaître et aimer Marie
El 13 de mayo de 1917, Nuestra Señora dijo a los pastorcitos de Fátima:
«¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quiera enviaros como acto de reparación por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?»
Sin preocuparse por los sufrimientos que Dios les iba a enviar, los pastorcitos se entregaron enteramente a su voluntad:
“Sí, lo queremos”.
Nuestra Señora acogió esta respuesta como primicia de su mensaje y, en un gesto de protección maternal, nos envolvió en la inmensa luz de Dios, mientras nos respondía:
“Tendréis que sufrir mucho, pero la gracia de Dios será vuestro consuelo».
Es esta gracia la que nos introduce en el inmenso océano de la luz de Dios y nos impulsa a adorarlo en el misterio de la Santísima Trinidad y a amarlo en la divina Eucaristía, diciendo interiormente en el silencio de nuestro corazón:
«Oh Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, te amo en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía».
Sor Lucía: El Mensaje de Fátima, Carmelo de Coímbra, Fátima 2006, p.36-37