1 de marzo – Italia: Nuestra Señora de Machaby (1800) – Francia: 12ª aparición en Lourdes (1858)

«Una madre no da forma a la cabeza sin los miembros»

© Shutterstock/Alejandro Perez Alvares
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Todo se reduce a encontrar una manera fácil de obtener de Dios la gracia necesaria para convertirse en santo; Y esa es la que quiero enseñarte. Y yo digo que para encontrar la gracia de Dios, hay que encontrar a María. 

Porque:

1° Sólo María encontró gracia ante Dios, tanto para sí misma como para cada hombre en particular. Ningún patriarca, profeta o justo de la antigua ley pudo encontrar esta gracia.

2° Ella es quien dio el ser y la vida al Autor de toda gracia, y, por esto, se la llama Madre de la gracia, Mater gratiae.

3° Dios Padre, de quien desciende todo don perfecto y toda gracia como de su fuente esencial, al darle a su Hijo, le ha dado todas sus gracias; de manera que, como dice San Bernardo, la voluntad de Dios le es dada en Él y con Él.

4° Dios la eligió como tesorera, administradora y dispensadora de todas sus gracias; para que todas sus gracias y dones pasen por sus manos; y, según el poder que Ella ha recibido, según San Bernardino, da a quien quiere, como quiere, cuando quiere y cuanto quiere, las gracias del Padre eterno, las virtudes de Jesucristo y los dones del Espíritu Santo.

5° Puesto que María formó la Cabeza de los predestinados, que es Jesucristo, a Ella le corresponde también formar a los miembros de esta Cabeza, que son los verdaderos cristianos: pues una madre no forma la cabeza sin los miembros, ni los miembros sin la cabeza. Quienquiera, pues, ser miembro de Jesucristo, lleno de gracia y de verdad, debe formarse en María mediante la gracia de Jesucristo, que reside en Ella en plenitud, para ser comunicada en plenitud a los verdaderos miembros de Jesucristo  y a sus verdaderos hijos.

San Luis María Grignion de Montfort

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