“Puesto que toda nuestra perfección consiste en estar conformados, unidos y consagrados a Jesucristo, la más perfecta de todas las devociones es sin dificultad la que nos conforma, une y consagra más perfectamente a Jesucristo.
Ahora bien, siendo María la más conforme a Jesucristo de todas las criaturas, se deduce que, de todas las devociones, la que más consagra y conforma el alma a Nuestro Señor, es la devoción a la Santísima Virgen, su Santa Madre, y que cuanto más se consagre un alma a María, tanto más lo será a Jesucristo.
Por eso la perfecta consagración a Jesucristo no es otra cosa que una perfecta y entera consagración de sí mismo a la Santísima Virgen, que es la devoción que yo enseño; o de otro modo una renovación perfecta de los votos y promesas del santo bautismo. » (Verdadera Devoción, 120)
San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716)