14 de abril – Lunes Santo - Italia: Nuestra Señora de los Lagos (1652)

La Virgen María es Madre de la Iglesia en crecimiento

© Shutterstock/OtMr photography
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«María, Madre de la Iglesia»: el título ha sido aceptado y particularmente celebrado desde la publicación del capítulo 8 de Lumen Gentium [Vaticano II], pero puede ser aún más explícito si afirmamos que María es «Madre de la Iglesia en crecimiento».

En efecto, el papel de María en su misión materna no se detiene en la dimensión histórica de su responsabilidad hacia el Hijo del Altísimo, que Ella engendró por acción del Espíritu Santo, que Ella dio a luz y educó. Su maternidad de gracia continúa en el acto de generar a Cristo en los corazones de los nuevos discípulos. Ella participa, pues está espiritual y verdaderamente en la vida maternal de la Iglesia en crecimiento.

Esta reflexión sobre María, Madre de la Iglesia que crece, nos lleva a reconsiderar la relación de la Iglesia con el mundo, que a menudo se ha entendido de modo demasiado exclusivamente dialéctica: o bien la Iglesia huye del mundo oscurecido, o bien la Iglesia se agota en el mundo para transformarlo a pesar de sí misma.

Esta visión de crecimiento y generación nos lleva a ver las cosas con mayor precisión y profundidad. Así nos lo recuerda el padre Michel Corbon:

«La Iglesia no está solamente en el mundo, local y temporalmente. En verdad, es el mundo el que está en la Iglesia como en el seno materno donde se gesta hasta nacer, transfigurado, en el Reino. Es en este sentido, positivo y lleno de esperanza, que debemos escuchar el gemido de la Iglesia que nos llega desde las primeras generaciones cristianas: «¡Pase este mundo y venga tu gracia!» ( )*

La Iglesia no mantiene con el mundo una relación de confusión o de oposición, sino de gestación (Rm 8). La evangelización y la nueva evangelización no se pueden concebir sin esta visión de una Iglesia, cuerpo de Cristo que nace y renace en el amor y en el fuego del Espíritu Santo para gloria del Padre.

publicado el 16 de septiembre de 2009

*CORBON, Michel, Eso se llama amanecer. Homilías litúrgicas, prefacio de Olivier Clément, Editions des Béatitudes, Nouan-le-Fuzelier, 2004, p. 14.

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