Rezar el Rosario siempre ha sido para mí una tarea ardua y sobre todo tenía grandes reservas, al no entender que rezar a los santos y a la Virgen no es una ofensa a Dios, todo lo contrario. No hay celos en el cielo. Todos se aman en Dios, unidos con Dios.
Sin embargo, había experimentado el poder del Rosario en algunas situaciones complejas y me habían sorprendido sus efectos.
Actualmente estoy pasando por un período de pruebas alucinatorias que descubro que están vinculadas a maldiciones y magia y que, en mi opinión, solo pueden resultar de un ataque a gran escala por parte del demonio que ataca implacablemente a mi familia.
¡Y esta mañana este llamado, en mi corazón, a apoyarme en esta arma que es el Rosario y que luego he rezado con facilidad y alegría! Alegría al saber que el pecador que soy no está abandonado por Dios, al descubrir que el Rosario es la oración ofrecida incluso a los pecadores más empedernidos y que la Victoria me espera al final de todas estas pruebas que encomiendo al Señor.
También soy perfectamente consciente de que estas pruebas son un tiempo de gracia que Dios me ofrece para enseñarme a orarle y a confiar en Él.
Azarías, 20 de mayo de 2017