Continuación de las explicaciones del P. Serafino M. Lanzetta, franciscano mariano y autor de Semper virgo (ed. Via Romana), que responde a las preguntas de Constantin de Vergennes, para France Catholique:
C.V: ¿Pedir la intercesión de la Santísima Virgen equivale a olvidar a Cristo? ¿Cómo podemos entender que María “reparte” gracias? ¿Significa esto que todas las gracias dadas por Cristo pasan por María?
S.L: Sí, porque la Virgen y su Hijo están unidos, como subraya la Escuela Francesa de Espiritualidad y en particular Jean-Jacques Olier, que explicó el concepto de mediación diciendo que la Virgen María era un “sacramento” de Cristo, repartiendo la gracia de su Hijo. En efecto, al acoger a Jesús en su seno, la Virgen María participó activamente en nuestra salvación. La gracia fue adquirida por Jesús, con la contribución activa de Nuestra Señora. Por eso podríamos decir que María es “corredentora”.
S.L: Esta noción está en el centro de los debates, para saber si esto debe ser reconocido como un nuevo dogma...
S.L: Espero que sí, aunque sin duda será difícil, porque hay objeciones teológicas, pero también un poco de ignorancia: cuando nos detenemos en el prefijo “co”, imaginamos que la Redención coloca a Nuestra Señora al mismo nivel que Jesús. ¡Que no es el caso! La Santísima Virgen permanece “subordinada” a Jesús, pero siendo complementaria. Ella fue elegida por Dios para ser la cooperadora, así como Eva fue elegida para ser la esposa de Adán.
C.V: ¿Cómo podemos entender la noción de “virginidad perpetua” que está al centro de su libro?
S.L: Decir que la Virgen es αειπάρθενοs, “siempre virgen”, como la definió el Segundo Concilio de Constantinopla en 553, significa que la Virgen lo fue antes del nacimiento de Cristo, durante su parto y después. Antes del parto, porque María queda embarazada por obra del Espíritu Santo. La virginidad durante el parto es sin duda la más difícil de entender y también la más negada en la actualidad. Sin embargo, este misterio de virginidad es la manifestación de que Jesús es verdadero Dios: su nacimiento es, por tanto, un milagro y demuestra claramente que Cristo es Dios. Finalmente, su virginidad intacta después del nacimiento de Jesús nos recuerda que no tuvo otros hijos. Para los católicos, es un dogma.
C.V: ¿Cómo se vincula la virginidad de María con su mediación?
S.L: Porque, en adelante, esto significa que la virginidad de María forma parte de la mediación original que nos dio a Cristo. También permite el acto de mediación de Nuestra Señora al pie de la cruz, junto a san Juan. Siendo aún virgen, María puede ser a la vez Madre de Cristo y Madre de todos nosotros, como afirmó Jesús diciéndole, desde lo alto de la cruz: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”; luego, a san Juan: “ Ahí tienes a tu madre”.