No me gusta el sentimentalismo en la piedad y a veces temía, al llamar a la Santísima Virgen “Madre”, que pudiera convertirse en sensiblería.
Pero desde que comprendí que el P. Kolbe, ese gran santo de los tiempos modernos, esa alma 100% viril, se atrevió a llamar “Madre” a la Santísima Virgen; y desde que vi, cuando la estatua de Fátima fue traída a Roma para el gran Día de las Familias, que el Papa puso su mano como un niño sobre la mano de la Santísima Virgen, sobre el corazón de la Santísima Virgen, lo entendí todo.
Y desde hace algún tiempo también me atrevo a deciros: miremos a la Santísima Virgen María, la Mamá…
P. Marie Joseph en: Etre la joie de Dieu, un apôtre franciscain au XXe siècle (“Ser la alegría de Dios, un apóstol franciscano en el siglo XX”), Editions Parole et Silence, pág. 385.
*El padre Marie-Joseph (1907-1993) es un sacerdote capuchino franciscano cuya causa de beatificación fue abierta desde 2017