Cuando decimos que María es el prototipo de la Iglesia, queremos decir que María es, en la Iglesia, más madre que la Iglesia, más esposa que la Iglesia y, por exención del pecado original, más virgen que la Iglesia.
Queremos decir que María es madre, esposa y virgen, ante la Iglesia y para la Iglesia; que es sobre todo en Ella y por Ella que la Iglesia es madre, esposa y virgen.
Es por un impulso misterioso que viene de María, es por una excelencia misteriosa que se difunde desde María, que la Iglesia puede ser, a su vez, tan verdaderamente madre, tan verdaderamente esposa, tan verdaderamente virgen.
En el orden de la grandeza de la santidad —que es la grandeza suprema—, María es, en torno a Cristo, como la primera ola de la Iglesia, generadora de todas las demás, hasta el fin de los tiempos.
Cuando decimos que la Iglesia es mariana, queremos señalar que María habita en el interior de la Iglesia, a la que comunica su espíritu...
Cardenal Journet: L'Eglise du Verbe Incarné, Essai de Théologie spéculative (La Iglesia del Verbo encarnado: ensayo de teología especulativa). Tomo II, París, Desclée de Brouwer, 1951, págs. 427-428 y 432.
Enciclopedia Mariana