El 3 de mayo de 1941, a las 10:00 de la mañana, como lo especifica la crónica de Thann, Thierry Schoeré, herrero de Orbey, yendo al mercado de Niedermorschwihr, cerca de Colmar, en el este de Francia, pasó por delante de un roble donde vio colocada una santa imagen de la Virgen María, quien le confió dos mensajes. Una vez que desapareció la milagrosa aparición, Thierry reanudó su viaje; pero, temiendo las burlas, decidió finalmente permanecer en silencio. Al llegar al mercado, compró un saco de trigo, pero, curiosamente, ni él ni nadie pudo levantarlo. La bolsa parecía hecha de plomo y fijada al suelo.
Los campesinos reunidos estaban preocupados por la fuerza mágica y misteriosa que clavaba la bolsa al suelo. Este inexplicable fenómeno sorprendió a las personas y algunos comenzaron a acusar al desafortunado herrero de brujería. Entonces Thierry comprendió el significado del prodigio. Como mensajero divino, había desobedecido a la Santísima Virgen y no había cumplido la misión que esta le había encomendado (véase Un Minuto con María del 3 de mayo de 2024).
Ante la multitud repentinamente silenciosa que lo rodeaba, Schoeré se arrodilló, pidió perdón a Nuestra Señora y, cumpliendo finalmente su sagrada misión, informó a los atentos habitantes sobre la celestial aparición y explicó con gran convicción el simbolismo del trocito de hielo y las tres mazorcas de maíz.
Atónitos y admirados, los vecinos escucharon la historia. El público quedó profundamente conmovido y nadie se permitió dudar de la sinceridad del honesto herrero de Orbey. Los más incrédulos fueron conquistados, mostraron un arrepentimiento sincero y juraron enmendarse.
Así, aliviado y feliz, Thierry volvió a su misterioso saco. Pero... oh... ¡milagro! Tan pronto como lo tomó, pudo levantarlo tan fácilmente como si fuera un saco de dormir e inmediatamente pudo cargarlo en su caballo. Después de lo cual, en medio de la alegría de los presentes, Thierry Schoéré, mensajero de la Virgen, regresó muy contento a su pueblo natal.
Relato de las apariciones de Nuestra Señora de las Tres Espigas, en Alsacia, según los archivos del pueblo de Orbey y conservados hasta hoy en el museo de Colmar.