Aparición de Nuestra Señora de las Tres Espigas (I)

El 3 de mayo de 1941, a las 10:00 de la mañana, como lo especifica la crónica de Thann, Thierry Schoeré, herrero de Orbey, yendo al mercado de Niedermorschwihr, cerca de Colmar, en el este de Francia, pasó por delante de un roble donde vio colocada una santa imagen, según la costumbre de la época, para invitar a los transeúntes a orar por un hombre que acababa de fallecer en ese lugar pocos días antes.

Bajó de su caballo, se arrodilló ante la piadosa imagen y oró fervientemente por el descanso del alma del infortunado, cuando de pronto lo deslumbró un rayo de luz, en medio del cual apareció una forma delicada y vaporosa. Era la Virgen María, envuelta en largos velos blancos transparentes, que sostenía tres mazorcas de maíz en su mano derecha y un trozo de hielo en su mano izquierda:

«Levántate, valiente —dijo suavemente la Virgen—, y escucha. Mira estas mazorcas de maíz. Son el símbolo de la abundancia de hermosas cosechas con que se recompensará a los seres virtuosos y generosos, y que traerán bienestar y felicidad a los hogares de los fieles cristianos. En cuanto a este trozo de hielo, significa que el granizo, las heladas, las inundaciones, el hambre, así como toda la desolación y desgracias que estos conllevan, vendrán a castigar a los incrédulos, cuyos graves pecados hayan agotado la misericordia divina. Ve, baja a los pueblos y anuncia a todos los habitantes el significado de estas profecías».

Relato de las apariciones de Nuestra Señora de las Tres Espigas, en Alsacia, según los archivos del pueblo de Orbey y conservados hasta hoy en el museo de Colmar.