"María, ¿cómo pensar en tu Sábado Santo, sino en perfecto silencio? Una vez cerrado el sepulcro, san Juan te llevó a la casa donde él mismo encontró acogida en Jerusalén, lo cual probablemente sucedió en silencio.
El respeto por tu sufrimiento debe haberlos mantenido a todos en silencio. Solo les hiciste entender que querías estar sola. Por supuesto, era imposible ir como de costumbre al Sabbat y a la fiesta en el Templo, entre la gente que lo había crucificado y que ahora te señalaría con el dedo.
Estar sola fue el único alivio. Era necesario que las lágrimas cumplieran con su propósito de una vez. Si el Señor lloró por la muerte de Lázaro, ¿no debías llorar tú también por todo lo sucedido? Toda su vida, que fue tu vida, aparece una vez más ante tu alma. Todas las alusiones al sufrimiento, todos los pasajes de los profetas. Y con esto también el anuncio de la Resurrección.
Lo que el Salvador explicó a los discípulos en el camino a Emaús, tú misma te lo dijiste: ¿no era necesario que Cristo padeciera todo esto para entrar en su gloria? Así, tu sufrimiento se transforma en acción de gracias por el “consummatum est” y en espera silenciosa y creyente mientras llega la mañana de Pascua: al tercer día resucitará.
No puedo pensar en ello más que en tu presencia. Lo que hizo el Hijo por su Madre en este día santo que precede al amanecer de la Resurrección, solo es posible intuirlo...
Antes del amanecer, ¿no os guio silenciosamente el ángel de la Anunciación desde la casa de vuestros anfitriones y os condujo al sepulcro? ¿No resonó el aleluya en la tumba cantado por los ángeles como el Gloria en los campos de Belén? En la luminosa aurora, ¿no avanzó desde el sepulcro envuelto en una luz resplandeciente hacia el jardín florecido como en el paraíso?
Nadie nos habla de este encuentro. Ningún ojo humano vio, ningún oído escuchó, ningún hombre ha entrado en el corazón de lo que el Señor estaba preparando para su Madre, que lo amaba más que cualquier cosa que jamás pudiera ser concebida".
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)
Enciclopedia Mariana