En 1924, los obispos de China consagraron su nación a la Virgen María y una impresionante estatua de Nuestra Señora levantando al Niño Jesús por encima de su cabeza fue colocada en lo alto de la basílica del santuario de Sheshan, en la diócesis de Shanghái.
Esta estatua de bronce, de casi cuatro metros de altura, fue destruida durante la Revolución Cultural (1966-1976), luego restaurada y vuelta a colocar en el año 2000 en lo alto de la torre de la basílica. La imagen que veneran actualmente los fieles es una estatua de Nuestra Señora de las Victorias en metal plateado.
El papa Juan Pablo II habló extensamente sobre el Santuario de Sheshan durante el Ángelus del domingo 21 de agosto de 1988 y lo hizo mostrando al mundo entero la atención de los chinos a la armonía de la naturaleza, a la belleza del contexto (…). Sin duda también se inspiró en la ternura con la que la Virgen María mira ese lugar.
Enciclopedia Mariana