Invocamos a María con el título de ‘Nuestra Señora del Santísimo Sacramento’, porque María es la Madre del Salvador, que vive en la Eucaristía. María es la soberana dispensadora de este Sacramento y de las gracias que contiene. María, al practicar primero los deberes de la vida eucarística, nos enseña, con su ejemplo, a participar correctamente en la Misa, a recibir bien la Comunión y a visitar frecuente y piadosamente al Santísimo Sacramento.
Adorad a Nuestro Señor en compañía de la Santísima Virgen. No digo: “permaneced en él”. No, Jesús está ahí delante de vosotros para que podáis dirigiros directamente a él; pero hacedlo con María…
Así descubriréis la unión perfecta de estos dos Corazones, el de Jesús y el de María, confundidos en un solo amor y en una sola vida.
San Pierre-Julien Eymard