No hay nada más fructífero ni más saludable para los fieles que asegurarse la protección de la Virgen Inmaculada, para que, por intercesión de esta dulcísima Madre, se les abran los tesoros de la divina Redención y tengan vida en abundancia.
¿No afirmó el Señor que es por María que recibimos todo? (…)
El Rosario es un ejercicio de devoción entre los fieles de Rito Latino, quienes constituyen una parte importante de la familia católica. Ocupa un lugar privilegiado, después de la Santa Misa y el Breviario para los eclesiásticos (sacerdotes), y después de la celebración de los sacramentos para los laicos. Es una forma piadosa de unión con Dios y eleva las almas a un alto nivel sobrenatural.
Papa san Juan XXIII: carta al Card. Agagianian, legado del Congreso Mariano de Saigón, 31 de enero de 1959.