15 de julio – San Buenaventura, doctor de la Iglesia, † 1274 – Maronitas y siriacos: Festividad de María Mediadora

"El aceite bendito, una “protección para el mundo entero”, dijo María

© Shutterstock/New Africa
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Fundado por el emperador bizantino Justiniano en el siglo VI, el convento de Nuestra Señora de Seidnaya es un monasterio ortodoxo femenino ubicado en las colinas al noreste de Damasco, Siria. Alberga uno de los iconos tradicionalmente atribuidos al apóstol Lucas, denominado “Chaghoura”, lo cual lo convierte en un importante lugar de peregrinación cristiana en Oriente Medio. El monasterio y las religiosas que allí viven siempre han estado protegidos y salvados, incluso muy recientemente durante la guerra civil (2011) y la aterradora epidemia de Covid-19 (2020).

La guerra civil desgarró Siria desde marzo de 2011. El convento estaba en el corazón de una zona del conflicto armado. Sin embargo, ninguna religiosa resultó herida. Un misil disparado contra el monasterio dañó la estructura, pero no explotó...

En cuanto a la reparación de los daños materiales, una australiana, Caroline Daoud, ha decidido providencialmente financiarla y organizar una campaña de fondos. Caroline no conocía Siria ni había oído hablar nunca del convento de Seidnaya; pero recibió un mensaje en el cual se le pedía ayudar a los monjas: «Mi casa en Seidnaya, en Siria, al norte de Damasco, no debe caer en ruinas, porque es la casa de mis hijas».

Más tarde, en otoño, el convento se quedó sin reservas de alimentos, rodeado por yihadistas del Estado Islámico. Cuando la situación se volvió crítica, llegaron dos camiones de suministros, ¡sin que nadie los hubiera pedido! Una mujer de Damasco había recibido una visita de la Santísima Virgen la cual le dijo: «Mi casa de Seidnaya y mis hijas religiosas carecen de todo, corren el riesgo de morir de hambre, levántate». Esta mujer envió a su hijo a cumplir esta misión. Como musulmán, ¡pudo pasar todos los puestos de control y cruzar los numerosos controles de carretera!

En marzo de 2020, a la terrible situación de la guerra civil se sumó el flagelo de la epidemia de Covid-19. Si bien es un lugar muy popular (hay muchas peregrinaciones), no disponía de vacunas ni de tratamientos. Todo hacía pensar que la epidemia causaría estragos en Seidnaya. En sueños, se advierte a una religiosa que, utilizando aceite bendito, marque con la señal de la cruz las puertas y ventanas de las casas, así como la frente de todos: «Es una protección para el mundo entero».

Las monjas acogieron en aquel momento a miles de peregrinos y visitantes, sin más precaución que la indicada por la Santísima Virgen, ¡y nadie contrajo coronavirus! Conociendo la extrema contagiosidad del virus, esto es científica y estadísticamente imposible.

 

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