Une Minute avec Marie
Faire connaître et aimer Marie
Ciertos detalles de mi primer encuentro con santa Teresa de Calcuta han quedado grabados en mi memoria. Me llamó especialmente la atención su tamaño, más precisamente su falta de tamaño. Muy pequeña y encorvada, parecía un poco frágil. Pero estaba totalmente convencida de que esta “pequeña” mujer era una verdadera fuerza de fe, esperanza y amor. Sabía que, por la gracia de Dios, ella estaba provocando transformaciones increíbles en la vida de los "más pobres de entre los pobres" de todo el mundo.
Mi corazón se expandió de alegría una mañana de verano cuando, justo después de una Misa a la que había asistido con las hermanas Misioneras de la Caridad, Madre Teresa se me acercó. Inmediatamente me invadió una paz inmensa.
La incansable servidora de los pobres se tomó el tiempo para hablarme de mis hijos. Me preguntó si mi hija Jessica (a quien sostenía fuertemente en mis brazos para que se portara bien) era la "bebé que cantaba en Misa" (probablemente una forma educada de decir que se había dado cuenta de mis incesantes idas y venidas en la Misa con mi hija inquieta). Luego me dijo: “Tus hijos tienen mucha suerte de tener una familia”. Me sentí obligada a decirle que tenía mucha suerte de tenerlos. En ese momento yo tenía tres hijos en la tierra y tres en el cielo.
Cuando estaba embarazada de mi hija Mary Catherine, tuve que estar completamente postrada en cama. Madre Teresa me dijo que confiara mi embarazo de alto riesgo a la Santísima Virgen, con este consejo: "Ponte en manos de nuestra Santísima Madre y deja que Ella te cuide. Cuando estés triste o preocupada, dile a menudo: 'María, Madre de Jesús, haz que todo vaya bien; María, Madre de Jesús, sé para mí una madre en esta hora'”.
Recé a menudo esta oración. Gracias a Dios, Mary Catherine tiene ahora 20 años.
Donna-Marie Cooper O'Boyle, 11 de abril de 2024.