En 1953, durante cuatro días, las lágrimas de la Virgen de Siracusa

El 8 de diciembre de 2022, 70 años después de las lágrimas de la Virgen de Siracusa, el papa Francisco envió un mensaje a los fieles que participaron en el Año Mariano inaugurado por la Iglesia de Siracusa en Sicilia y que finalizó el 8 de diciembre de 2023. Para el Santo Padre, las lágrimas sobrenaturales que aparecieron en una casa modesta, muestran el valor inestimable de la familia fundada en el matrimonio, así como el amor privilegiado del Señor por los pobres y necesitados.

A principios de septiembre de 1953, en una calle estrecha de la ciudad de Siracusa, Sicilia, el matrimonio Angelo Iannuso y Antonina Giusto cayeron de rodillas ante una estatuilla de la Virgen María. Este regalo de bodas, una sencilla estatua que representa el Inmaculado Corazón de María, acababa de derramar verdaderas lágrimas humanas. Las lágrimas que hinchan los párpados de la estatua, cruzan su rostro sonriente para terminar en la palma de su mano. Fue en un hogar humilde y modesto, mientras esperaban su primer hijo, donde tuvo lugar este fenómeno sobrenatural reconocido por la Iglesia Católica el 13 de diciembre de 1953.

En su bendición dirigida a Mons. Francesco Lomanto, arzobispo de Siracusa, y a los fieles que participan en el Año Mariano, el papa Francisco ve estas lágrimas como la manifestación de la presencia y de la compasión de la Virgen. “Las lágrimas de María muestran su participación en el amor compasivo del Señor, que sufre por nosotros, sus hijos, y que espera ardientemente nuestra conversión”, afirma.

Para el Santo Padre, estas lágrimas derramadas en el dormitorio de una modesta casa siciliana manifiestan “el amor privilegiado del Señor, amante de la vida, por los pobres y necesitados”. La segunda lección que Francisco extrae de estas lágrimas sobrenaturales se refiere a la familia como “célula fundamental de la sociedad y de la Iglesia”. “Este prodigioso acontecimiento, ocurrido en la intimidad de un hogar, nos invita a considerar la extraordinaria belleza del hogar doméstico, centro del amor y de la vida, y a sostener la familia fundada en el matrimonio”, subraya el Papa, desde su catedral, es decir, San Juan de Letrán.

En Siracusa, la Virgen lloró 58 veces en 4 días, según testigos. Pero para el papa Francisco, “las lágrimas de la Madre siguen siendo derramadas cuando los más débiles son marginados y cuando la violencia y las guerras se extienden, sembrando derrotas entre víctimas inocentes”. Seguro de que Nuestra Señora de las Lágrimas de Siracusa sabrá derramar muchas gracias en los corazones de los creyentes. El papa Francisco se pregunta por las lágrimas de María y hace suya la pregunta del papa Pío XII en 1954: “¿Entenderán los hombres el lenguaje misterioso de estas lágrimas?”.

Adaptado de: www.vaticannews.va