13 de febrero – Fallece Sor Lucía (2005), vidente de Nuestra Señora de Fátima

«Tú me llamaste y yo acudí», dijo María (II)

Shutterstock/ArtMari
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Dos años más tarde, el 12 de febrero de 1972, Josyp tuvo una segunda aparición en condiciones trágicas: “La temperatura exterior era de -20°C. El hielo cubría las paredes de su celda, que estaba abierta. Estaba condenado a morir de frío. Sin la ropa de invierno que le quitaron, gradualmente iba quedando paralizado. De pronto, le pareció que el calor se extendía por toda la habitación: "Sentí el toque de la mano de una mujer". Abrió los ojos y vio a la Virgen. María le dijo: "Me llamaste y vine (...). No crees, pero soy yo. Me llamaste en tus oraciones diarias y vine a ti".

De pronto, el cuerpo de Josyp recuperó su calor natural. "No saldrás pronto de esta prisión, solo has llegado a la mitad del camino, pero no te preocupes, porque siempre estaré contigo. Aún te quedan muchos años de prisión y sufrimiento por delante (...)". María añadió: "Los ucranianos también tendrán que arrepentirse. Sois un pueblo desafortunado porque os tenéis poco amor unos a otros. Dedicáis vuestras fuerzas, las mejores, a objetivos impíos... Orad y trabajad por la conversión de Rusia a Cristo Rey. No perdáis la fe. El mundo se ha enfriado y no tiene alma como antes del diluvio" (Yves Chiron, op. cit., p. 281 y siguientes).

Como le había anunciado María, Josyp Terelya fue liberado en 1976, encarcelado nuevamente un año después y finalmente liberado el 5 de febrero de 1987. Evidentemente, para la KGB era un caso típico de superstición religiosa. Finalmente, la perestroika de Gorbachov le permitió, así como a otros videntes, vivir en libertado, permitiéndoles vivir orando por la conversión de Rusia tal como se presenta hoy a principios del siglo XXI.

Extracto de Marie de cœur à cœur (“María de corazón a corazón”) del P. Jacques Ravanel. Ediciones Presse de la Renaissance

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