El venerable Francisco Javier Nguyen Van Thuan (1928-2002) ofrece a toda la Iglesia una espléndida espiritualidad eucarística y mariana, fruto de su profunda experiencia mística vivida en prisión. Detenido el 15 de agosto de 1975, permaneció en prisión durante más de 13 años, de los cuales nueve estuvo en régimen de aislamiento, hasta su liberación el 21 de noviembre de 1988. Llas festividades de la Asunción y la Presentación de María iluminaron enormemente este dramático período de su vida. En efecto, con María, Van Thuan vive una profunda experiencia mística que tiene como centro la Eucaristía, en todas sus dimensiones de sacrificio, presencia real, comunión y adoración.
Proveniente de una familia mandarín católica que desempeñó un papel determinante en la independencia vietnamita, Francisco Javier Nguyen Van Thuan, nacido en Hue el 27 de abril de 1928, fue ordenado sacerdote en junio de 1953. Poco después se curó milagrosamente de una tuberculosis que lo había dejado con pocas esperanzas de sobrevivir y lo condenaba a una vida lisiada.
Durante una peregrinación a Lourdes, tuvo el presentimiento de que afrontaría grandes pruebas, incluso el martirio, como varios de sus antepasados, y lo aceptó. Reconocido por el Vaticano, fue nombrado luego obispo de Nha Trang en 1967 y, debido a sus dotes organizativas en su papel de pastor, atrajo inmediatamente la atención de los comunistas, cuya victoria sabía inevitable.
Tras la caída de Vietnam del Sur en abril de 1975, el papa Pablo VI lo nombró coadjutor del arzobispo de Saigón, elección que las autoridades del Estado consideraron inaceptable y con la que justificaron su arresto el 15 de agosto. Siguieron doce años de cautiverio, durante los cuales Mons. Van Thuan fue trasladado de una prisión o de un campo a otro, sometido a veces a un aislamiento total y a una privación sensorial comparable a la tortura. Drogado, resiste, apoyado en su fe y en las palabras de Cristo que le indican el camino a seguir para hacer de esta pesadilla una gracia para la Iglesia y para él mismo.
El 21 de noviembre de 1988, inesperadamente, Mons. Thuan fue llevado ante el Ministro del Interior, quien ordenó su liberación inmediata, ante el asombro de quienes lo rodeaban. Cree firmemente que debe su liberación a Nuestra Señora, quien le dará pruebas de su intervención. Sin embargo, siguió siendo objeto de vigilancia, lo que acabó convenciendo a Juan Pablo II, preocupado por la vida de su obispo, de llamarlo a Roma y nombrarlo vicepresidente y luego presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Se convirtió en cardenal en 2001. Murió de cáncer en Roma el 16 de septiembre de 2002. Ahora es venerable.
Adaptado de: zenit.org