En estos extractos de El Evangelio tal como me fue revelado, de María Valtorta*, María ve llegar a los Reyes Magos, los cuales se postran ante la Sagrada Familia, después de haber seguido la estrella que los llevó a Belén:
§ 219 Llegan, se postran y besan el suelo. Son tres personas poderosas, sus ricas vestimentas lo revelan. Apenas desciende de su camello, uno de ellos, de piel muy oscura, se envuelve en una magnífica prenda de seda blanca. Su frente está rodeada por un círculo de oro y de su cinturón cuelga un puñal o una espada cuya empuñadura está decorada con piedras preciosas. Los otros dos descendieron de sus magníficos caballos. Uno de ellos viste una túnica de rayas muy bella, donde domina el amarillo. Esta prenda es como un largo dominó adornado con una capucha y un cordón que parecen hechos de una sola pieza de filigrana de oro, ya que están decorados con brocado. En cuanto al tercero, lleva una camisa de seda abullonada que le sale de unos pantalones largos y anchos ajustados a sus pies. Este se envolvió en un mantón muy fino, un verdadero jardín de flores, tan vivas son las flores que lo adornan por completo. En la cabeza lleva un turbante sujeto por una cadena hecha íntegramente de engastes de diamantes. (…)
§ 220 - 34.6 María está sentada con el niño sobre su pecho y José está a su lado. Ella se levanta y hace una reverencia cuando ve entrar a los Reyes Magos. Está vestida enteramente de blanco. Se ve tan hermosa con la ropa sencilla e inmaculada que la cubre desde la base del cuello hasta los pies, desde los hombros hasta las finas muñecas, tan hermosa con la cabeza coronada de trenzas rubias, el rostro enrojecido por la emoción, los ojos sonrientes de dulzura, los labios que abre para saludar: “¡Dios esté con vosotros!”. Los tres hombres quedan atónitos por un momento. Luego se acercan, se postran a sus pies y le piden que se siente.
Ellos no se sientan, aunque María les ruega que lo hagan. Permanecen de rodillas, apoyados sobre los talones. Los tres sirvientes retroceden, también de rodillas, inmediatamente detrás del umbral. Han colocado delante de ellos los objetos que llevaban y aguardan. Los Reyes Magos contemplan al Niño, que —me parece— debe tener entre nueve meses y un año por lo despierto y robusto que se ve.
§ 221 El Niño se mantiene reclinado en el seno de su Madre, sonríe y gorjea con voz de pajarito. Al igual que su Madre, está vestido enteramente de blanco y calza sandalias en sus diminutos pies.