24 de diciembre – Vigilia de la Natividad

Lo que vive María, nosotros también estamos llamados a vivirlo

CC0/wikimedia
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En los cuatro evangelios emerge claramente la respuesta a la pregunta “de dónde” viene Jesús: su verdadero origen es el Padre, Dios. Proviene totalmente de Él, pero a diferencia de cualquier profeta o mensajero de Dios que lo precedió. El ángel Gabriel anuncia: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por tanto, el ser santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1, 35).

Lo que a María le sucede, por acción del mismo Espíritu divino, es una nueva creación: Dios, que llamó al ser a partir de la nada, da vida, mediante la encarnación, a un nuevo comienzo de la humanidad. Los Padres de la Iglesia hablan a menudo de Cristo como del nuevo Adán, para subrayar el comienzo de la nueva creación desde el nacimiento del Hijo de Dios en el seno de la Virgen María.

Esto nos hace reflexionar sobre cómo, también en nosotros, la fe trae una novedad tan fuerte que produce un segundo nacimiento. En efecto, al comienzo de nuestra vida cristiana está el bautismo que nos hace renacer como hijos de Dios, nos hace participar de la relación filial de Jesús con su Padre.

Benedicto XVI, primera catequesis del año 2013.

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