Después de recibir la gracia de ser Madre del Verbo Encarnado, [la Virgen María] no se guardó este don para sí misma; salió de su casa y fue apresuradamente a ayudar a su parienta Isabel, que necesitaba ayuda (cf. Lc 1, 38-39). Hizo un gesto de amor, de caridad, de servicio concreto, al llevar a Jesús que estaba en su seno. ¡Y Ella hizo este gesto a toda prisa!
Este, queridos amigos, es nuestro modelo. Quien recibió de Dios el don más precioso, como primer gesto de respuesta, servirá y llevará a Jesús. Pidamos a la Virgen que nos ayude también a nosotros a dar la alegría de Cristo a nuestros seres queridos, a nuestros compañeros, a nuestros amigos, a todos.
Nunca tengan miedo de ser generosos con Cristo. ¡Vale la pena! Salgan y vayan con valentía y generosidad, para que todo hombre y mujer pueda encontrar al Señor.
Papa Francisco: Ángelus de conclusión de la Jornada Mundial de la Juventud, 28 de julio de 2013.