Este texto lo escribió santa Teresa de Lisieux durante la grave enfermedad que padeció en mayo de 1883:
«Un día vi a papá entrar a la recámara de María donde yo permanecía. Le dio varias monedas de oro con expresión de gran tristeza y le dijo que escribiera a París e hiciera celebrar Misas en la Basílica de Nuestra Señora de las Victorias para curar a una pobre niña.
Un domingo, durante la novena Misa, María salió al jardín dejándome con Léonie que estaba leyendo junto a la ventana. Después de algunos minutos, comencé a llamar casi en voz baja: “Mamá…Mamá”. Finalmente María regresó y volviéndose hacia la Santísima Virgen y rezándole con el fervor de una madre que pide por la vida de su hijo, María obtuvo lo que deseaba.
De pronto la Santísima Virgen me pareció hermosa; pero lo que me penetró hasta lo más profundo del alma fue la “espléndida sonrisa de la Santísima Virgen”. Entonces todas mis penas se desvanecieron, dos grandes lágrimas brotaron de mis ojos y corrieron silenciosamente por mis mejillas.
Se necesitaba un milagro y fue Nuestra Señora de las Victorias quien lo hizo».
Santa Teresa del Niño Jesús: http://www.notredamedesvictoires.com/.