No creáis, hermanos míos, que la Santa Madre de nuestro Salvador fue llamada al pie de la cruz solo para presenciar el tormento de su único Hijo y para que su corazón se desgarrara ante tan horrible espectáculo.
Hay designios superiores de la divina providencia para esta madre afligida. Y debemos comprender hoy que Ella es llevada a su Hijo, en este estado de abandono, porque es voluntad del Padre eterno que no solo sea inmolada con esta víctima inocente y unida a la cruz del Salvador por los mismos clavos que lo traspasan, sino también asociada a todo el misterio que allí se cumple con su muerte.
Jacques-Bénigne Bossuet
La compasión de la Santísima Virgen