La devoción a la Virgen María es un tema importante en el diálogo ecuménico. Al estar la doctrina mariana íntimamente ligada al misterio de Cristo y de la Iglesia, las diferencias o divergencias entre las distintas Iglesias o confesiones cristianas* se encuentran evidentemente en la forma de hablar de la Virgen María y de percibir su papel en la fe y la oración. El deseo común de avanzar hacia la unidad a través de un diálogo de conversión a la escucha de Cristo y del Espíritu Santo es afirmado claramente por todos aquellos que se llaman cristianos. Se trata del deseo de encontrar a la Iglesia indivisa, dentro del respeto de cada tradición. Desde una perspectiva humana, si el camino parece largo y lleno de dificultades, los cristianos esperan la ayuda del cielo y recurren al diálogo de la verdad.
El santo papa Juan Pablo II afirmó durante una audiencia general**: “Los cristianos no católicos han descubierto el pensamiento de la Iglesia sobre el papel particular de la Virgen en la historia de la salvación y el ejemplo de virtudes y de santidad que Ella da a todos los discípulos del Señor. Además, los estudios de los escritos de Lutero han ayudado a crear una atención renovada entre protestantes y anglicanos sobre diferentes temas de la doctrina mariana. También la Iglesia se alegra de que los no católicos veneren a María, manifestando así su maternidad universal. Esto solo puede acercarnos más y poner fin a las divisiones que causan tanto sufrimiento”.
Enciclopedia Mariana
*Sobre las diferentes Iglesias y comunidades cristianas, véase la Enciclopedia Mariana
**San Juan Pablo II, audiencia general del 12 de octubre de 1997: www.vatican.va