El conocido escritor francés comunista convertido, André Frossard, publicó en 1976 un libro titulado: Existe otro mundo...
Escapando de todo conformismo, sin burlarse de los sacerdotes, ni de las devociones, ni de las imágenes piadosas, contempla a la Virgen María en su deslumbrante pureza y escribe (páginas 45 y 46): «El Avemaría es cuestionada incluso por predicadores que creerían con más facilidad en los hombrecitos verdes del planeta Marte que en los ángeles... Cuántas veces se nos ha advertido ante los excesos de una devoción cuyo efecto sosegador nos complace describir y burlarnos de sus manifestaciones, como si el siglo se dejara llevar por ilusiones místicas o como si tuviera sentido mofarse de tanta miseria y sufrimiento, que una cuenta del rosario, ese germen de esperanza que se sostiene entre los dedos apretados, no haya retirado del mundo…»
De este ardiente converso, iluminado por la gracia, retengamos las siguientes líneas; «Por la tarde, entre dos pisos encerados [André Frossard era soldado], recé mi Rosario, que me pareció corto. No me canso de repetir esos ‘Dios te salve’ que se vuelven maravillosamente exploratorios cuando los dejas ir a su destino en lugar de retenerlos con tu rosario como si los llevaras con una correa».
Según Josse Alzin, en La voix de Beauraing, 11 de septiembre de 1976.